8.9.04

Crónicas del delineador 1

Viaducto 8 en punto. A menos de 2 kms. Por hora, tráfico intenso y lluvia atenuante, en Orbita presumían de su entrevista exclusiva con Robert Smith (como extraño a Radioactivo) , mientras yo me mordía las uñas e ideaba rutas para llegar al palacio de los deportes a las 8:30, justo en la taquilla 7 me esperaban con mi boleto para The Cure, cero estacionamiento, dejo mi auto en la calle sin más que la sola bendición de mi bastón y su alarma, corro como ratero hasta el palacio y me cierran la puerta, después largos minutos de rogarle unos polis descubrí un poco de razón y lógica elemental en su reducido melón interno y me dejaron entrar, llegó a la taquilla 7 y no hay nadie, mi celular sin crédito, no tengo manera de llamar a mi contacto. “Me he quedado afuera” pensé por un momento. Un tipo amablemente me presta un cel, marco a mi contacto y suena ocupado, “seguro ya entró al concierto” pensé.
Parado en la lluvia comenzando a eliminar lentamente mi euforia y mis esperanzas por ver a The Cure.
Me encontraba sólo, mojado y sin boleto.
De pronto una llamada, Oscar llega corriendo con mi boleto en mano, para encontrarme justo en el lugar acordado, me lo entrega y como estafeta de velocista, corro con el boleto en la mano hacia la entrada, subo la escalera y escucho el ensordecedor y estremecedor sonido de la gente vitoreando a The Cure, corriendo entre charcos de lodo entro al palacio justo cuando se deja escuchar "Fascination street" mi piel se enchina y me recuerda cuanto me gustaba The Cure en la secundaria.
La silueta de Robert Smith, su rostro sombrío en las pantallas gigantes, la gente tratando de derribar las rejas que los dividen de los lugares seccionados, el clásico de 1989 sonando a todo lo que pobremente ofrece el palacio de los deportes, los encendedores al ritmo, la esencia máxima de The cure en México de el regreso del hombre triste y oscuro a la ciudad de la esperanza.
Descontando los alaridos de bienvenida, los dos temas nuevos: "Lost" y "Labyrinth" abrieron la noche pero sin duda "Fascination street" fue la apertura oficial del concierto.
Tocó el turno después a "The end of the world", el sencillo que los devolvió a las listas radiales, y "(I don`t know what`s going) on", pero luego armaron un coctel de hits con "Inbetween days", "Just like heaven", "Pictures of you", "Closedown" y "Lullaby", y la luz de miles de encendedores marcó el ritmo.
Con "One hundred years", su alusión a la amenaza de la guerra, parecía que la bestia iba a alborotarse de nuevo, pero prefirió admirar la destreza del cantante en la guitarra, y las ejecuciones precisas del resto de la banda con "The promise", su despidida en falso, pues regresaron al escenario en repetidas ocasiones.
18 mil almas, muchas esperando a Robert Smith desde su última visita hace más de 12 años en Monterrey, otros miles lo esperaban desde siempre hace más de 15 o 20 años, muchos sólo queríamos ser parte de la magia y revivir toda esa oscuridad de delineadores y terciopelos ochenteros, pero todos decididos a disfrutar al máximo a The Cure.
Vemos a un Robert Smith fuerte a pesar de la crítica, con una voz poderosa a pesar de la acústica del lugar y una entrega increíble casi tres horas de concierto, en algún momento las cámaras captaron a un Robert Smith contento, sonriente, disfrutando del momento, México siempre puede darle mucho a los artistas que lo merecen, aunque existe una rara preferencia para las oscuras y tristes figuras de negro con maquillaje de pandita.

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